sábado, 9 de octubre de 2010

Jim Beethoven Magritte

Amadeus Mozart estaba sosteniendo la última nota que daría fin a su más aclamado concierto cuando de pronto apareció Jim Morrison cantando la última nota de "The End" causando una conmoción tan grande que la mitad de las mujeres se desmayaron (aunque más por lo apretado de sus vestidos que de la emoción de ver tal cosa).

Sobre todo, este hecho interesó, muy particularmente, a Magritte que había asistido para inspirarse a pintar. Es por eso que se llevó al curioso personaje. Jim estaba muy confundido, no por el cambio de época si no por tanta plática con Magritte quien le había pedido pintarlo. Lo que Jim no sabía era que Magritte tenía que comprenderlo por completo antes de poder pintar algo que valiera la pena.

Jim sintió una rica paz al estar sentado en aquella silla de un departamento pequeño pero muy agradable. Aun después de cuatro horas de permanecer ahí quieto.

Al terminar Jim fue a ver su pintura y después de 25 de minutos de ni siquiera parpadear, regresó a su concierto donde el grupo terminaba la canción "The End" pero nada salía de su boca. Fue bajado a gritos y reclamos del escenario.

Por tres semanas intentó cantar sin éxito. Se dio cuenta que sus sueños no eran más y como sus canciones eran sueños no podía cantar. Ni con las drogas usuales lo lograba.

Su frustración llegó a tal que con un chamán del desierto mexicano logró regresar a un concierto de Beethoven y con asombro descubrió a Magritte cantando al compás del piano de Beethoven. Ellos habían formado un grupo que se volvió famoso.

Jim comprendió de inmediato lo que tenía que hacer.

Salió del lugar. Corrió hasta el departamento de Magritte. Destapó su pintura, la abrazó y comenzó a cantar tan fuerte que volvió a soñar.

No hay comentarios: