sábado, 9 de octubre de 2010

confesiones de un diario

"... y el ruidoso silencio que me gritan tus ojos me enardece por dentro y entristece mi mirar"

Así concluyó su última entrada. Pocas veces llegué a atestiguar tanta literatura brotar de sus pensamientos.

Por lo general era maravilloso; era ... era casi como ser parte de una familia de poemarios. El problema era que, por ser parte de una familia más ignorante que culta, a veces me costaba trabajo descifrar esos versos que podrían ser cómplices de un código que no todos comprenden. En fin, creo que prefiero esto a un bombardeo de miel y cursilerías que aburren al poco tiempo.

Yo soy feliz a su lado. Sin embargo, a veces creo que no se da cuenta de lo que tiene conmigo. Hoy me utilizó y eso ya es una bendición. Hay veces que pasan días y ni una sola señal suya. No pido mucho, tan sólo un pequeño cosquilleo que logra siempre al trazar su bella poesía sobre mi delicado cuerpo. ¿No es mucho pedir o sí?

La verdad es que no me puedo quejar del todo. Aunque no lo hace regularmente, cuando llegan esos rayos de luz con su presencia, lo hace con tal maestría y sencillez que el éxtasis que me provocan sus manos me convierte en la envidia de todos mis conocidos.

Aun cuando nuestros momentos son, casi siempre, surreales; no todo es miel sobre hojuelas. En algunas ocasiones me consumen los celos. ¡Como si no supiera que con tan sólo unos cuantos movimientos de su mano sobre mí, puedo sentir lo mucho que disfrutó o lo mucho que sufrió con uno o con otro! A veces es Ramiro, luego con Ricardito, a veces hasta con el ingrato de Pedrito.

¡Quisiera ser capaz de decirle Algo! en cierta ocasión estuve a punto de hacerlo, pero somos tan distintos que a veces siento que hablamos idiomas distintos. Además prefiero mantenerlo contento pues en el fondo creo que algún día se dará cuenta que yo nunca lo haría sufrir.

Éste es el origen de mi trauma. Ya estoy cansado de ser perseguido por tantos pensamientos y de no poder desahogarme.

A demás si un psicólogo va a terapia para no enloquecer; ¿por qué un diario no puede tener un diario para contárselo todo?

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